Soy una bendecida, gracias te doy Papi por este día porque nací exactamente la misma fecha que tú, y me conoces, yo te siento. Es una obsesión como nunca, me alimentas con el maná de la vida.
¿Cómo darte las gracias por obsequiarme estos preciosos años junto a mi familia, declarando que somos perfectos, completos, sanos y que vamos a la perfección? Jesucristo hombre, José Luis, tú mereces toda la honra. Te amo porque te siento, yo soy una oveja que escuché tu voz porque estaba en tinieblas. Ha sido para mi difícil entender la incircuncisión (la gracia), pero ahora entiendo que tu eres bueno, que nos limpias la mente para siempre no mirando lo que pasó.
Siempre cometía errores por falta de un consuelo maternal que no lo tuve en mi adolescencia; fui una persona despreciada, sentí a veces desprecio día a día, ya no resistía mi carne buscando sinagogas.
Pero llegó mi «auxilio» en una desesperación de muerte, y fue cuando una mañana por Radio Globo escuché tu voz y fue cuando llegó el consuelo a mi vida, me sentí en otra vida, el amor que me diste no se borra, aquí ahora estoy sana, completa para siempre, sin complejos amado Padre de las naciones. Te amo.
Bendecidos con toda bendición, lo amo.
Esther Hernández.
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